martes, 20 de enero de 2009

A Mateo


No me acuerdo si me enseñaste a andar en bici,
pero tal ves si de aquel mundial en el que me aventaste por un gol,
tal vez no te digo todo el tiempo que te amo, pero lo hago,
no recuerdo si me enseñaste a tender mi cama, pero recuerdo que en
los desfiles tus hombros eran mi escalera al cielo,
conozco tu tono de regaño, es con mi nombre, el mas fuerte,
y la decepción solo dice -aay mi reina hermocha-,
Hablemos de política, hablemos de Israel, hablemos de religión
hablemos del tal Dios, por ti lo conocí, un poco de fútbol con un toque de fanatismo,
un poco de tu vida, mucho de la mía y solo me ves con tu cara de ¿cuando se volvió así?
Solo un día quise morir, fue el día en que casi tu lo hiciste, hoy sigues aquí,
fingiendo no estar cansado de trabajar y te miro mientras te comes ese tamal,
comes tanto como yo, eso lo aprendí de ti también, la gente me llama tonta o dejada, pero tu me enseñaste el valor mas grande que es el de honestidad y a ser humilde.
Por dejarme caminar en tus pies, por enseñarme como va la vida y como no va, por tu amor ese que no mencionas mucho con tu boca,








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